mayo 03, 2015

Romper la rutina

Estoy llegando tarde al trabajo. El móvil tamborilea en el bolsillo. Entonces contesto y es mi jefe que me pregunta dónde me he metido. En el subte. Caminando por el pasillo del subte. ¿Dónde voy a estar? Esta multitud que me lleva por delante. ¿Y la escalera? Si yo este camino lo hago millones de veces. Tendría que haber subido por la escalera mecánica. Pero aquí no hay escalones ni nada parecido. Hay un pasillo que desemboca en otro pasillo y el jefe que vuelve a preguntarme dónde me he metido y le contesto que ya no sé dónde estoy. Siento su voz que aúlla amenazante y giro hasta que me dejo caer abatido en el piso. Las puertas de los vagones se abren. Una marea humana me pisotea sin pedir disculpas. Ahora definitivamente llegaré tarde porque me doy cuenta de que mi corazón se detuvo justo cuando atendí el móvil por primera vez.

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